TRES OREJAS EN LA NOVILLADA DEL SÁBADO DE GLORIA EN MÉRIDA

Oscar Eduardo Fernández Guillén.

Comentarista Taurino.

(Mérida-Venezuela) La tarde del Sábado de Gloria en la Plaza de Toros “Román Eduardo Sandia” registró un clima agradable y un cuarto de plaza de aforo. A pesar de la poca presencia de aficionados, quienes irónicamente exigen novilladas pero luego no las apoyan, la Empresa Taurina “Hermanos Rodríguez Jáuregui C.A.” cumplió con el compromiso adquirido ofreciendo un espectáculo por demás entretenido, con la intención de contribuir con la Escuela Taurina “Humberto Álvarez”, que cerró con un saldo de tres orejas en total.

Jonathan Guillén, Manolito Vanegas, Leonardo Vega y Ángel Alberto Hernández

(Foto: O. Fernández G.)

La Novillada de Postín contó con un encierro conformado por cinco utreros procedentes de la ganadería venezolana “Marqués de la Real Defensa”, que resultaron complicados en general, desiguales en presentación y de diverso juego.

Ángel Alberto abrió festejo con “Cardenal”, ejemplar que dio muestras de mansedumbre al tratar de saltar en dos oportunidades al callejón de la Monumental de Mérida. Logró instrumentar algunos derechazos sin someter a un ejemplar que siempre se mantuvo con la cara alta, sin humillar. Al lidiador faltó oficio y al lidiado, bondades. Silencio.

Jonathan Guillén lidió al castaño “Pajarito”, que fue recibido a porta gayola para luego fijarlo empleando acertadamente la capa. Estuvo entregado con la muleta, toreando con suavidad las ásperas y tardas embestidas de “Pajarito”. Su faena fue musicalizada al compás de “Banda do Samouco”. Tras una estocada entera que resultó efectiva, la cual fue precedida por un leve pinchazo, recibió la primera oreja de la tarde.

Leonardo Vega no estuvo acompañado por la suerte desde el inicio del festejo. “Cofrade” fue el más complicado de todos los novillos presentados, a quien saludó con dos vistosas largas cambiadas de rodillas, seguidas por algunas verónicas. Durante el último tercio sacó a relucir sus dificultades al colarse por ambos pitones, pues rápidamente había adquirido sentido. Faltó acierto con el acero. Silencio.

Manolito Vanegas recibió con bonitos faroles ejecutados con el capote a “Costalero”. Pudo lucirse durante el tercio de banderillas en el que hizo gala de su decisión a la hora de clavar tres pares de rehiletes. Con la muleta sacó partido de las justas condiciones del novillo que, como el lidiado en tercer lugar, también se fue colando buscando el cuerpo del criollo. Escuchó música durante su faena, “Peña Taurina Daimieleña”, de la que destacaron varios naturales. Ante el poco gas de “Costalero” decidió abreviar pero falló con la espada. Palmas tras aviso.

Finalmente, el aspirante a rejoneador Willy Molina cerró el festejo con “Caracol”, novillo sin codicia al que difícilmente atrajo con el caballo para dejar en su lomo dos rejoncillos de castigo, de los cuales el primero fue trasero en colocación. En banderillas dejó ciertos garapullos sin reunir y sin encelar a su oponente a la grupa de sus jacas; mientras que con el rejón definitivo estuvo bastante acertado tras colocar poco más de ¾ de acero en buen sitio, que bastaron para hacer rodar rápidamente al del “Marqués de la Real Defensa”. Ante tal efectividad, la presidencia inmediatamente otorgó una oreja, seguida por el obsequio del segundo apéndice, excesivo a nuestro juicio. Dos orejas en total.

Jonathan Guillén paseando la primera oreja de la tarde

(Foto: O. Fernández G.)

Ficha del Festejo:

Sábado 03 de abril "Sábado de Gloria".

Plaza de Toros Monumental "Román Eduardo Sandia".

Novillada de Postín a beneficio de la Escuela Taurina "Humberto Álvarez".

Novillos del “Marqués de la Real Defensa”, complicados, desiguales en presentación y juego.

Ángel Alberto: silencio.

Jonathan Guillén: oreja.

Leonardo Vega: silencio.

Manolito Vanegas: palmas tras aviso.

Willy Molina: dos orejas.

Presidente del Festejo: Econ. Hernán López Añez.

Entrada: ¼ de plaza.

***Incidencias: destacó la actuación de Raúl Plaza, alumno de la Escuela Taurina “Humberto Álvarez”, durante el cubrimiento del tercio de banderillas en el segundo novillo del festejo, al que dejó un buen par asomándose al balcón.